La llave
22 dogmas en torno al cuento breve
(La llave de los campos)
1.- Prohibido escribir historias basadas en hechos reales.
2.- La verosimilitud de un cuento no deberá apoyarse en su supuesta “semejanza” con la realidad, sino en la coherencia interna – discursiva y/o estructural- del texto. Declaramos pieza de museo la narración figurativa. Escupimos sobre la tumba del realismo.
3.- Prohibido alterar la secuencia cronológica del argumento con el fin de reforzar su interés.
4.- Prohibido dotar a la historia de un atractivo pueril, que dependa del escamoteo o la dosificación “estratégica” de información.
5.- Prohibidos los finales sorpresivos. Los finales felices. Los finales trágicos. Los finales demasiado concluyentes.
6.- Terminantemente prohibida cualquier historia apuntalada sobre una trama policial.
7.- El enunciador del texto –narrador o personaje- manifestará siempre su distancia (mediante la ironía, la incertidumbre, la intromisión reflexiva o de cualquier otra manera) con respecto a los hechos que narra.
8.- El cuento deberá mostrar su carácter de representación discursiva. La escritura habrá de tener intensidad, volumen, desfallecimientos, grietas. El cuento no debe querer decir algo. Debe querer decir.
9.- Prohibido escribir como habría escrito Carver, si hubiera sido idiota.
10.- Prohibido escribir de una manera “cinematográfica”.
11.- Prohibido escribir de lo que no se conoce. Prohibido escribir de lo que se conoce.
12.- La escritura de un cuento deberá transparentar sus influencias.
13.- Prohibida la “inocencia” (moral, política, histórica, estética, etc.)
14.- Prohibida la melancolía.
15.- Prohibidos los relatos protagonizados por “víctimas” (mendigos, vagabundos, oficinistas aburridos, amas de casa frustradas, presuntos niños del tercer mundo, putas de buen corazón…).
16.- Prohibido el casticismo. Prohibido el tono solemne.
17.- Prohibida la estereoscopía.
18.- Prohibido escribir bajo los efectos del alcohol o las drogas (prohibido supeditar la ebriedad y el trance a algo distinto del propio acto de escribir).
19.- Prohibido escribir un cuento cuando el autor ya conozca de antemano el final. Prohibida la premeditación. El relato es la huella que deja una deriva.
20.- El cuento deberá sustraerse a cualquier utilidad (didáctica, doctrinal, comercial, de entretenimiento, etc.).
21.- Prohibidos los cuentos de género (terror, romántico, viajes…). Prohibidos los cuentos ingeniosos.
22.- Prohibido escribir cuentos cuyo argumento pueda contarse fácilmente.
La llave de los campos aglutina narradores españoles y de otras nacionalidades, escritores de relatos en su mayor parte (Ángel Zapata, Víctor García Antón y Julio Jurado, entre otros), que se oponen al realismo de consumo, banal y acrítico, una forma de representación al servicio de la industria, del mercado y de los medios de cretinización de masas; se pronuncian, en cambio, por la invención insurgente y el coraje de la exploración. En palabras de Ángel Zapata, su representante en Madrid, narrar es una acción por la cual un artista descubre lo que no sabía que sabía: un saber hasta entonces no pensado, que accede a la palabra. Lo que sé, lo que ignoro, qué importa. Importa, únicamente, lo que va a serme dado saber mientras escribo; porque esto es lo que hace indispensable el acto de escribir.
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