Darlo todo











Laptiev comprendió. Dentro de su alma se operó una metamorfosis brusca, decisiva, como si súbitamente la luz se apagara en ella. Y salió de la casa, sintiéndose avergonzado, humillado, despreciado. Se sentía un personaje desagradable y hasta repugnante. "Le daría todo si consintiera en ser mi mujer", se repetía mientras caminaba bajo el sol del mediodía. Y aún recordaba detalles:

"Se lo daría todo, todo".

Como un marchante. ¡Ah, claro! No se van a reír poco con tu todo... Lo que acababa de decir a Julia parecía estúpido hasta lo inverosímil. ¿Por qué había mentido diciendo que creció en un ambiente donde no había sino trabajadores? ¿Por qué aquella actitud de sabelotodo mientras hablaba de una vida pura y alegre? Decididamente carecía por completo de espíritu y era hipócrita, hipócrita y falso, al estilo de Moscú.

Antón Chéjov
Tres años
Traducción de R. Galiart


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