Una dulce lágrima




"En casa poníamos en el tocadiscos La Bohème, con Jussi Björling y Victoria de los Ángeles. En el momento en que Musetta llega arrastrando a Mimí enferma en el cuarto acto, mi madre siempre lloriqueaba. Entonces solía irme a otra habitación, pero dejaba la puerta abierta, no porque quisiera oír llorar a mi madre, sino porque así podía escuchar la música. Y a veces también derramaba una que otra dulce lágrima".



Jostein Gaarder
El vendedor de cuentos

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