CUANDO VENGAS


The art of losing isn't hard to master
Elizabeth Bishop



Cuando vengas de enterrar a tu muerto
sacúdete con fuerza las palmas de las manos,
como si para enterrarlo hubieras empuñado la pala
y las manos se te hubieran cubierto de polvo.

Sacude bien tus zapatos en el tapete de la entrada.
Quítate el saco, naturalmente oscuro.
Abre en seguida las ventanas de la casa.
Que no te avergüence disgustarte por el olor del largo encierro
que impregna los muebles.

Mira bien en torno a ti,
procurando descubrir los signos.
Unos minutos bastan
si prestas la atención debida a los detalles.

Quizás jugaban ajedrez
y la partida ha quedado suspendida.
Sabes qué hacer: devuelve las piezas
a su formación original. Es tan sencillo.
El rey junto a su dama, a resguardo las torres, los caballos, los alfiles.
Por cada lado una hilera de peones infranqueables.

El libro que leía. Desdobla la página
donde interrumpió su lectura.
Desdobla la página, cierra el libro y guárdalo.
Sigue el estricto orden en que acostumbras colocar los volúmenes.
Un libro entre los libros, en armónico conjunto.
Una fractura menos en la ley del cosmos.

La habitación que ocupaba.
Vende mañana esa cama.
A la basura los frascos de extrañas medicinas.
La ropa, los efectos personales:
una bolsa grande, de plástico,
bien anudada, que todo lo contenga.

Sal a comprar el diario vespertino.
El hábito de leer el periódico por las tardes adquiérelo hoy.
Aprende a fumar. Cambia el orden de los muebles.
No puede ser peor el color de esas cortinas.

Conserva una sola llave
de la puerta de tu casa.



Renato Tinajero
Yorick

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