Un autógrafo

Ayer, alguien trajo un ejemplar de mi libro y me pidió que lo firmara.
"Escriba algo sobre la docencia", dijo, pues lo iba a regalar a una profesora de Literatura.
Lo hice. Y aunque me mataba la risa me porté muy educado; me esmeré cuanto pude. (La mujer, como maestra, tenía el nombre menos afortunado).
Así y todo, el tipo y yo nos quedamos contentos.
Espero que también esté feliz la Maestra María Dora.

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