Página 52




"-Un día, alguien pronuncia nuestro nombre por última vez. Cae después el silencio, llega el olvido y es para siempre. Escúchame bien, Julio: no hay que desearle a nadie que nazca. Lo más terrible de todo es saber en qué consiste esta miserable vida y, a pesar de todo, y con la mayor alevosía, tener hijos. Se necesita mucho cinismo, valor y crueldad para una cosa de ese estilo. Aunque desgraciadamente son muchos quienes los tienen. Y es que somos así -hice una mueca espantosa-, así somos de monstruosos, así".


Enrique Vila-Matas
Una casa para siempre

Entradas populares