Apandados. Cuatro días y algo más










"...dentro de su ir y venir sin amaestramiento, natural, sin embargo fijo,
que no acertaba a dar el paso que pudiera hacerlos salir
de la interespecie donde se movían, caminaban, copulaban,
crueles y sin memoria, mona y mono dentro del Paraíso,
idénticos, de la misma pelambre y del mismo sexo,
pero mono y mona, encarcelados, jodidos"


José Revueltas
El Apando. Alianza (1985).


El gusto de reencontrarnos con la lucidez de Jesús Alvarado, la gracia e inteligencia de Julián Herbert, el nosequé de Jesús Marín, que encanta y preocupa en igual grado; la charla siempre amena, siempre divertida de Socorro Venegas, la seriedad de Miguel Ángel Ortiz, el desparpajo de Moisés Zamora, los comentarios puntuales de El Tachas...

...y la oportunidad de atestiguar la gentileza de Élmer Mendoza, la generosidad de Armando Oviedo, la sorna de Jesús De León y la personalidad de Guillermo Samperio...

Apandados de nueve a nueve en el Museo del Aguacate nos embarcamos en una serie de lecturas públicas que navegaron aguas de distinta gravedad específica. Escritores locales e invitados usamos el tiempo de nuestra intervención para diversos propósitos, a cuál más legítimo, a cuál más impopular. Después de las nueve, sin embargo, el encuentro de escritores iniciaba en el segundo piso, donde el suigéneris departamento de Marín, hasta las cinco de la madrugada, cuando abandonábamos la discusión y las botellas, tan vacías como la covacha de Jesús.

El encuentro nacional de escritores en Durango, evento que celebra al escritor José Revueltas, fue este año un proyecto tan ambicioso que no pudo escapar a ciertos errores técnicos; sin embargo se consolidó como un gran escaparate literario por sus avances en cuanto a la organización, la capacidad de convocatoria y los aspectos metodológicos de las mesas. No en vano llevan quince años de experiencia.

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