Humores preelectorales




1. A mitad de cierta semana, oí a un muchacho hablar de su credencial de elector:

-Aún no me la entregan, pero ya me urge tenerla- dijo.
-¿Por qué la urgencia?- se me ocurrió preguntar.
-Para vender mi voto.

En un lugar donde el voto sirve para maldita la cosa, quinientos pesos son quinientos pesos.



2. Por esa misma fecha, alguien de la oposición llamó a la puerta de Fulano, uno de mis compañeros de trabajo:

-¡Buenas tardes!, ¿con quién tengo el gusto?
-Profesor Fulano de Tal.
-Uh, yo venía a... Pero ustedes... Claro, el trabajo... Mejor me voy, no lo vaya a meter en problemas.

3. A principios de esa semana alguien pronunció, ante una mar de empleados de la educación, que en nuestras manos estaba devolver al país al rumbo del progreso y de la justicia social, un camino que abandonamos hace poco y del que tanto gozaron nuestros padres.

Mi memoria nunca ha sido buena. Aun así...



4. Para llegar a ciertos eventos, los titulares de las instituciones educativas tal vez debieron gastar un poquitito del presupuesto público. Pero bien vale la pena.

Por la patria grande a veces hay que abrir la caja chica.


5. ¿Nota usted cómo los empleados públicos terminan siendo propiedad privada? El nuevo titular se convierte en su nuevo dueño y, con un poco de suerte, cada cierto tiempo ayudarán a encumbrar a otro que más los va a joder.


5. Resumiendo. En este sucio agujero, acarreos, amenazas, compraventa de sufragios, desvío de recursos, extorsiones, simulación y silencio, son otras formas de decir "participación democrática".


6. Con todo y eso, el extraño personaje acapara los matutinos para gritar que la anulación premeditada del voto significaría meter la pata.

Bueno, de eso, a largo plazo se recompone uno.



Entradas populares