Betancourt en la CNOP
Por si aún no conocen la obra de Betancourt, les dejo aquí una muestra de su poesía para que se animen a acompañarnos esa noche. La CNOP está ubicada en 18 y 19 Rosales.
Cansancio de todo indicio de vida y muerte.
Who let themselves be fucked in the ass by saintly motorcyclists, and screamed with joy,
who blew and were blown by those human seraphim, the sailors,
caresses of Atlantic and Caribbean love.
Allen Ginsberg
1
Ya no es mía la garra amariconada de la noche.
Los putos han vuelto su fuerza contra mí,
de un zarpazo apagaron los postes de mi vida
como cerrando por siempre la visión de la memoria.
¿Pero quién les dijo que podían?
Qué van a hacer con mis diciembres y mi inventario de talles ondulantes,
mi sonrisa perenne y mis ojos embriagados de galanes
aprehendidos con mis tres o cuatro frases en los bares rosas.
De qué les sirve si ellos sólo saben bailar en sus comunas ciegas,
guarecidos por la luz de su grosería,
multiplicando, en ausencia de palabras, las manos,
convirtiendo el Amor en interjecciones apuradas por temblores de piernas,
por el escozor de nalgadas advertidas a gritos,
por el fragor hambriento de pubis contra esas puertas-joyas-húmedas
ametralladas con mentiras blancas.
¿Acaso no merezco nada por justificar sus dedos largos,
sus persecuciones incansables tras niños cambiando de piel,
sus vituperios desplumados contra las jotas feas,
sus acechos descarados a las recién inauguradas,
sus cejas sacadas como si borraran partes de su pasado,
sus bultos convertidos en extractos de la Nada,
sus cajas torácicas estrujadas por las cintas del disfraz,
sus pies hechos polvo por la depresión del bulevar,
sus chamorros torturados por el vello intransigente,
sus espaldas enormes, delatadoras,
sus bocas sucias, llenas de hombre,
sus insaciables ganas
y sus doloridos culos, en el nombre del Amor?
Por eso me retiro.
Me declaro ausente.
Ya no pertenezco, señores/as,
damas insurrectas del mundo,
féminas iridiscentes de lo oscuro,
maricones malditos ridiculizados por sus propios reflejos.
Ya no pertenezco.
No me conoce ya la noche.
No queda buscar casa en sexo desconocido,
en las sombras de la calle, en los postes sin luz,
sólo esta infinita fatiga del hombre-puta,
proscrito de la tierra lentejuela.