A propósito de...




"-La gente no se da cuenta, Sergio, la gente cree que está bien seguir llorando a sus difuntos durante años, pero no dejan en paz ni a los muertos, ni a los vivos que los rodean, ni a sus propias almas. Esa gente se convierte en fantasmas peores que los de los difuntos.

Eso me lo dijo Ernesto un día que íbamos a Tampico. Siempre habíamos visto cruces clavadas a lo largo de la carretera, algunas estaban en completo abandono y otras tenían flores muy viejas, pero había una que siempre estaba adornada, los adornos cambiaban según la temporada del año: en febrero lucía corazones; en septiembre, banderitas; en octubre, calabazas, y en diciembre, campanas y nochebuenas. A mí me pareció un buen detalle y así se lo comenté a Ernesto, pero él se molestó.


-¿Te parece grato que esa persona o familia entera dejen de vivir su vida por dedicársela a un muerto? No, Sergio; ésa no es vida, esa gente está más muerta que su muerto. Las personas que viven su duelo de esa manera pierden la voluntad y se la pasan actuando como ellos creen que le hubiese gustado al difunto. Siempre están diciendo: "Él nos está viendo..." o "Así querría él que se hiciera..." y no viven más que para su recuerdo.
"

Que los muertos vivan en paz
Fondo Editorial Tierra Adentro (2003)
p. 73

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