Los pesimistas también ríen

Y qué vergonzoso resulta.
Sucedió que los Perros de Agua ladraron fuerte la noche de plenilunio en Monterrey. Gracias a la invitación de Iván Trejo y a la generosidad de Liliana, Sara y Marco Antonio, un advenedizo empecinado se coló hasta la galería regia. Ahí se reencontró con amigos como Luis Valdez, que además de prestarle el obsceno pájaro (y no es albur) lo llevó por las callejas del centro a buscar libros usados. Hizo también nuevos amigos como Ócar David López, que le obsequió su nuevo libro.
¿Qué les puedo decir acerca de la presentación?, ¿qué les digo del after? La cosa estuvo padre de una punta a la otra. Qué tan así lo estaría que a las diez de la noche a Pesina se le empezó a dibujar esa sonrisita idiota que ya no se le borró hasta caducar la madrugada.

La víspera de todo esto, Sara me había enviado un reto que no he podido contestar. Espero darle respuesta en los próximos días.
Ocho cosas, pregunta Sara, que me gustaría hacer antes de morir.

¿Qué contestarían ustedes?

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