Página 355

CUANDO SE ATIENDE CON TRISTEZA, y toda la memoria se concentra en una lejanía o en una ausencia, y no queda memoria para ninguna otra cosa, y el olvido llega a apoderarse de nosotros de modo tan profundo que llega a adormecerse hasta la función vegetativa de la respiración, suele suceder que de pronto nos notamos sin aire, y la necesidad de respirar se hace profunda, y se realiza el suspiro. El suspiro hincha el pecho y tiene un sabor reconfortante, un sabor que alimenta y consuela. Pues bien, podemos pensar en un suspiro negativo, en un suspiro que no sustenta, sino que mina, en un suspiro que ahoga, una toma profunda de una sustancia que es opuesta a la carne, a la mente y al espíritu, una toma profunda cuyo nombre es acaso de la misma familia de nombres que el sollozo, un sollozo fallido, un rebote, un fracaso.

La paloma, el sótano y la torre
Efrén Hernández/Obras completas I
(Edición y prólogo de Alejandro Toledo)
Fondo de Cultura Económica, 2007. 485 pp.

Comentarios

Entradas populares