Espiral

SALA DE ESPERA


A esa hora la sala de emergencias era la única sección abierta al público; los otros accesos permanecerían cerrados hasta las siete en punto. Por fortuna había un pasillo que unía las salas de urgencias y de medicina externa. Se felicitó por la idea. Le había llegado durante la madrugada, a la mitad de un sueño que ya no pudo recordar. Como el primer rayo antes de la tormenta -¡fuizzz!- el chispazo en su cerebro y después el sobresalto, el corazón acelerado, la excitación castañeteando en sus dientes y la prisa que lo llevó esa mañana hasta el hospital aún sin quitarse la ropa de dormir...



Elena Méndez me ha hecho el favor de incluir uno de mis cuentos en su revista Espiral. El texto completo aquí.

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