Cada cual según le vaya


Fui invitado a dos eventos que se desarrollarían simultáneamente. Quise dividir la única hora que tenía disponible. Deserté, sin embargo, del primero porque una falla técnica se alargó como si fuera una geológica. El otro era la Feria Universitaria del Libro. Llegué, obviamente, después del protocolo, pero pude ver a Clara, que saludaba a sus invitados. A la maestra Débora la hallé en los pasillos, buscando libros, lo mismo que a Perla, quien leerá el miércoles. Unos metros más allá, en uno de los módulos de venta, me encontré a la chica que toca (entre nosotros diré que también escribe y que, de hecho, la conocí en el taller de Ortiz). No dejaba de llover, y sin embargo, de ahí también me largué cuando sentí que se me subían las hormigas.

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