Una de balazos

AMORES GRINGOS

Amores Gringos
Coproducción Zeta-Simpson Rodino.
Con Gael “Speedy” García, Brad “Good Guy” Pitt y muchos brownies de extras.
Dirigida por Alex “El Nigger” Iñárritu.
Guión de Pat Buchannan, basado en una historia de Jessy Helms.
Patrocinio: KKK

Sinopsis

Amores Gringos trata sobre la desgracia de una pareja de ciudadanos norteamericanos —bonitos, trabajadores, educados, responsables, buenos padres y nobles, como tales—, a causa de haber desoído el consejo del embajador estadounidense en México, Tony García, respecto a no viajar a Oaxaca, tierra indómita poblada por salvajes en permanente conflicto: guerrillas comunistas, niños viciosos de la masturbación y fanáticos religiosos.

Si “El Nigger” Iñárritu ya había dado prueba cabal de su maestría en la sincronía y diacronía, ahora se revela como un genio de la ubicuidad puesto que entrelaza la historia de Oaxaca con las de otras dos babélicas (referencia bíblica moralista) poblaciones: Tijuana y la colonia Santa Fe de la Ciudad de México.

De modo que unos niños de la APPO juegan al tiro al blanco con un rifle inventado por un japonés, que es capaz de que sus balas hagan trayectorias curvas, pues al disparar de frente al objetivo la bala hace impacto sobre un costado, en este caso, una ciudadana norteamericana que viene a gastar sus dólares en beneficio de los oaxacos. “Nunca debimos haber venido aquí”, sentencia con certeza y amargura su esposo, cuando se arrepiente del terrible error cometido: haber abandonado la seguridad de América para ir a un infierno de mugre, ignorancia y miseria, en el que no hay Coca-Cola Light ni Kentucky Fried Chicken ni doctores, y los nativos se curan las heridas de bala con un toque de mota.

Mientras tanto, otra historia transcurre en Tijuana, ese pueblo que permanece tal como fue puntualmente caracterizado por las caricaturas de la Warner Brothers, habitado por ratones fiesteros y holgazanes, aunque ahora atrabancados y envalentonados a causa de los liberales de izquierda que impiden la edificación de un muro defensivo en la frontera. Estos ratones no son sólo pendencieros, viciosos y rejegos a vivir en un Estado de derecho, sino que constituyen una amenaza a la seguridad de los americanos, capaces de poner en riesgo lo más querido: la vida de los más indefensos.

La tercera historia se lleva a cabo en la desarrollada Santa Fe, en la cosmopolita ciudad de México, donde la juventud carece de todo pudor, se entrega irrefrenablemente a la concupiscencia y carece de toda vocación por el estudio, el trabajo productivo o los valores religiosos. Los padres son workaholics que nunca hacen caso de sus hijos y las madres se suicidan por el tedio y la falta de sentido a sus vidas vacías. Un asco. Nada que ver con la sociedad americana.

El drama se resuelve no por la participación de la policía federal en el lugar del conflicto para someter a los menores francotiradores, sino gracias a la acción decidida del Gobierno de Estados Unidos, cuando envía un helicóptero de los Marines a rescatar a la pareja de ciudadanos antes de morir a machetazos o por las bacterias que pululan en el suelo y el aire oaxaqueños. “This is your fucking country”, les dice el americano a los nativos antes de irse, quien se despide de ellos mostrándoles la longitud de su dedo medio.

En un mundo en el que la degeneración y el salvajismo amenaza la integridad del pueblo estadounidense y su cultura, esta obra maestra de “El Nigger” Iñárritu merece, sin duda, no sólo el Oscar, también la Medalla de Honor del Congreso (el de allá, claro) y una cena en la Casa Blanca.

God bless América, God bless Iñárritu (fucking genious), quien simbólicamente le confiere una victoria a los mexicanos sin que los gringos se den cuenta, pues de todos los millones de mujeres en el mundo que quisieran lavarle los calzones a Brad “Good Guy” Pitt, es una paisa originaria de Tijuas la que tiene en exclusiva ese privilegio.

Calificación: cinco estrellas.
Durante algunas semanas Zektor 01, producción de Héctor Villarreal, se mantuvo como EL BLOG DE LA SEMANA. He tenido que cambiar de bitácora por sugerir, pero no pude dejar de robarle este texto al máximo representante del posneoestructuralismo. Aquí se los dejo, para que lo gocen (o lo sufran, eso ya es decisión personal).

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