Novedad

PODRÍA DECIRSE que fue exitosa la Primera Jornada por la Poesía en Oyama. Fueron tres horas exactas de lectura ininterrumpida; veintiséis lectores, entre estudiantes y maestros; ciento cincuenta y siete poemas. Neruda, Sabines, Tagore, Storni, Nervo, Novo, Peza, Paz, Benedetti, De Cuenca, Zaid, Girondo, Lorca, Gutiérrez Nájera, Calderón de la Barca, Mistral, Díaz Mirón, Borges, Darío, Pellicer, Villaurrutia, Gómez Guzmán, Acuña, López Velarde, Pessoa, Machado, Buesa, entre otros muchos poetas. Los chicos se acostumbraron tan rápido al micrófono, casi peleaban escogiendo los poemas cuando agotaron los que ellos traían. Dos muchachos más tomaron la guitarra y empezaron a musicalizar. No es hora de echar las campanas al vuelo, estos son los primeros pasos en un campo desierto. Algunas personas, no obstante, se reunieron en las esquinas, otros se sentaron en el jardín o en la cochera, otros más escucharon desde el traspatio, entre maravillados y recelosos. Hubo también cierto impacto en los profesores, tan renuentes a veces a compartir estas manifestaciones; alguien se llevó al final algunos textos para leérselos a su esposa (olvidé preguntarle esta mañana sobre el resultado de ese experimento). Me alegra haber seguido el consejo de uno de los estudiantes: grabamos todo el programa; ahora mismo lo estoy escuchando.

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