Los últimos días


1. Urge aprender a nadar.
Dos veces esta semana he soñado inundaciones. La primera hace dos días, en carretera: el río saltándose un puente, yo metiendo la reversa, otro afluente llegando por detrás, un remolino que se tragó la camioneta entera, luego el agua dentro del vehículo y yo despertando con una bocanada de sábana rascando mi garganta. La segunda esta madrugada: yo a un lado del puente, mi coche en el otro lado, el agua circundándolo, rodeándome a mí también, el nivel del río en ascenso prometedor, el tic tac del reloj. Hay quienes dicen que en sueños uno podría hacer cualquier cosa. Ojalá fuera cierto. Yo, en cambio, en mis sueños sé que voy a nadar pura chingada.

2. Inicia la girita veraniega: Besar de nuevo el suelo de Burgos, por vez primera en sentido estricto y no metafórico, sin radicales alcohólicos pues; Cita Textual (Cristina Rivera Garza dixit) en Miquihuana, con el negro César, que inaugura Casa de la Cultura; vuelta otra vez a Durango, a lo del Marín-orate y su cártel de escritores. Claro, más lo que se acumule.

3. Ensayar un juguetito cómico con los más valientes del CEMSADET. Cosa difícil en temporada de exámenes. La producción, un verdadero drama. Con todo y con eso la obrita marcha.

4. Preparar otro cursillo para los padrecitos, que lo piden con el corazón. ¿Será que esos tipos no aprenden a la primera o que se aficionaron a los retos de Hulk?

5. Juntas a granel. Academias locales y regionales, eventitis en la buroeducación. Verde, blanco y rojo por todos lados. Abrir de más el hocico en una reunión de directores; a propósito de eso, recibir elogios en público y avisos en privado acerca de una conspiración en mi contra. Chale, estos jefes de ahora no aguantan nadita de nada.

6. Como diría mi abuela (si la tuviera), para vida de que entre el aire, abrir un agujero e instalar personalmente una ventana en mi oficina: guantes, mazo, nivel y cinceles, el hedor del silicón, tremebunda polvareda, tos, cemento y arena. Vinieron a mi memoria las sabias palabras de mis padres veinte años atrás: "Estudie, mi'jo, si no quiere trabajar con el (zapa)pico y la pala".

7. Otros pendientes: A partir de mañana voy a contar cada nuevo perro que vea despanzurrado en la carretera. ¿Que por qué? ¡Rayos!, ¿debo tener una explicación para todo?


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