Somático


C
ada vez que te despides,
"sicosomático" suena menos y menos extraño.
Pongo como ejemplo el último fin de semana:
No habías completado la fórmula del adiós cuando vino la llamada de mi muela.
¿Qué podía entonces hacer, seguir hablando contigo o centrar mi atención en ella?
Todo hombre inteligente sabe que no es bueno transigir con un molar enfermo
y que el diálogo con la mujer herida es, ante todo, una quimera.
Hice pues lo que debía:
dejarte partir el viernes y visitarte el domingo,
concertar con mi dentista una cita sabatina
y combatir mientras tanto ambos dolores con alcohol.
Mañana es viernes de nuevo y ya me faltan dos piezas.
Según pintan las cosas, pronto voy a echar de menos dientes, cabello y a ti.
Apenas cerraste la puerta corrí a darle un puntapié;
crujió una vez la madera pero se conservó intacta,
en cambio esta uña derrocada habla y habla del final.


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