Un rayo se extinguió.

El hombre del bigote no pudo venir la semana pasada a Ciudada Victoria, donde le organizaron un homenaje y le dedicaron el Festival Internacional Tamaulipas. Que no venía por cuestiones de salud, dijo el maestro de ceremonias; que viéramos el video que prepararon para ese acontecimiento. La película, que soportó varios errores técnicos antes de, por fin, ser proyectada, terminaba con la frase, en la voz misma de Don Rafael, "En vida..." Entendimos entonces que el maestro se iba a morir, no tanto por el tono de la poesía, sino porque las autoridades estaban finalmente recordándolo. He aquí que llegó la fecha, que todavía no acaba el Festival y el homenajeado terminó, por fin, consumido por el cáncer. Mal amante el que visita a sus amores en el momento postrero, luego de tanto olvido. "Yo empecé a hacer literatura gracias a un maestro de preparatoria", dijo hace un año Don Rafael, en la Feria Internacional del Libro de Monterrey; ahí lo homenajearon "en vida", cuando aún tenía toda la vida en el cuerpo y en la imaginación. Lo demás, lo de estos días, es pura falsedad.

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