Días de perros

Ya que no podemos abandonar el nido, traje de Blockbuster unas películas que MM y yo hemos mirado a interruptos. Tal vez sea por esto último y no por la calidad de los filmes que casi ninguno nos ha "llenado el ojo". Y vaya que eran títulos que mucho nos atraían o nos habían recomendado.

La primera fue Backyard: El traspatio (Argos. México. 2009). Sus locaciones más que la actuación me pusieron los pelos de punta. Aun así, no me convence la transición que experimenta un personaje (el novio celoso de la chica chiapaneca) a partir de una calada al cigarro de marihuana. Los estereotipos campean en el guión de Berman, desde el intrépido locutor hasta la "idealista" mujer policía, encarnada en Anita de la Reguera -que debió renunciar a la belleza para parecer una chica ruda- pasando por la pobre-adolescente-indígena-de trágico final. Parece flotar en el destino de ese personaje (la chica chiapaneca) una secreta consigna: "eso es lo que obtienes, mujer, al renunciar a tus tradiciones y valores". Chale.


Otra fue The good night (Inferno. EUA-Alemania. 2008) Con un estilo a lo Woody Allen, pero diluído, el hermano de la Paltrow escribe y dirige una película que comienza muy bien, pero cuyo protagonista se pierde en inconsistencias antes de ofrecernos un final tan patético en el que yo encuentro otra consigna: "si vas a engañar a tu vieja, hazlo de obra y no de pensamiento, o te irá peor". Lo mejor de esta película, son las actuaciones, sobre todo las de Gwyneth Paltrow, Penélope Cruz y Danny DeVito.


A veces vemos filmes letrosos, es decir películas adaptadas de libros que MM y yo jamás hemos leído (y algunos no vamos a leer). Esta vez vimos The boy in the striped pyjamas (BBC-Miramax. EUA-GB. 2008). Basada en el best seller (a huevo!) de John Boyne, esta peli es un melodrama que exige demasiadas concesiones. Si uno no acepta las reglas de juego desde el inicio, es decir que el chamaco alemán sea incapaz de atisbar lo que sucede frente a sus narices (Nayma, mi sobrina, tiene cinco años, y comprende la realidad cotidiana y las diferencias sociales de pe a pa), la historia caminará hacia la catástrofe (fílmica); si por el contrario uno le perdona eso al protagonista, tiene para entretenerse un buen rato, y claro, esperar a que pague la familia nazi.


Terminamos (terminé) mirando No country for old men (Miramax. EUA. 2007). Para entonces, MM no quería ver más películas y se refugió en sus quehaceres. Se perdió de admirar la (como siempre) memorable actuación de Bardem en la adaptación del libro de McCarthy, un autor que Alejandro Merlín me ha recomendado de manera reiterada. Nada mal, creo yo, para pasar estos días de perros.

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