El despertar de El Chamuco

Y es que uno no aprende, y es que vuelve uno a tropezar con lo mismo. Fui a la Kappa y había descuento. Ja. Pues nada, que para cuando lo noté ya traía en la mano LA PARTE IDEAL (otra vez Ja). Hablo del libro de Álvaro Uribe, de la colección Pértiga (DGE/EQUILIBRISTA-UNAM), otro de ensayos pues. Total que por más que lo intenté no pude despegarme ese libro de las manos. Ya les contaré de qué va la lectura.

Y es que no aprende uno. Como siempre ocurre, así sin avisar, sin que uno lo presienta, sin que lo olfatée, vuelve EL CHAMUCO, y ahora está que es un contento. Ya nos habían alegrado los hijos del averno unos días antes de las elecciones de julio pasado, un número que no tuvo desperdicio. Ahora parece que la amenaza es muy en serio; la revista viene con mayor calidad no sólo en los contenidos sino también en el tipo de papel (ni hablar, ahora trae publicidad, pero si no hay de otra, pues entonces cómo). Les dejo aquí el prólogo de Monsiváis al número 116, que viene siendo el uno.



A LOS NECIOS DE EL CHAMUCO

A los amigos y conocidos de El Chamuco, a escoger: no les arriendo la ganancia (Esa frase alguna vez quiso decir algo). La de ustedes es una empresa fantasiosa, la búsqueda de Lo Imposible: una revista de parodias. ¿Se han fijado en la desmesura de su proyecto? Una revista de parodias... ¿Y cómo le harán los lectores para diferenciar su trabajo de una realidad que, por regla general, llega antes?
Siempre, la mejor parodia corre a cargo de los parodiados que, por la ley del menor esfuerzo, se dejan ver primero. Por más que ustedes se esfuercen, Vicente Fox, o Manuel Espino o Ana Rosa Payán o quienes gusten y demanden, serán inevitablemente las mejores parodias de sí mismos. Así, un político de la derecha o del PRI o de la izquierda "abusadita" es una sombra que quiere en vano que la tomen por el modelo original.
Sé que lo perciben y estoy al tanto de su rechazo a percibirlo: si la caricatura es por naturaleza el ennoblecimiento de los rasgos de los caricaturizados (la esencia es superior a la presencia), en sociedades tan devastadas por la degradación y la privatización de lo público, la parodia y la sátira suelen ser copias al carbón, actas notariales del naturalismo...
En fin. No me harán caso y seguirán en su empeño de darle corporeidad a la derecha, a los empresarios y a sus alrededores del saqueo íntegramente aprovechado. Lo entiendo: es su trabajo y están en una edad en la que ya no se consigue aprender algo de provecho. Pero recuérdenlo: la parodia es el arquetipo, y los parodiados son los estereotipos.
¿Cómo se satiriza a los que desde siempre provocan con su mera presencia la indignación y la carcajada?

CARLOS MONSIVÁIS








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