Un texto de Felipessoa

Todas las cartas de Ye Gon son
ridículas.

No saldría a decirlo yo si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cuentos chinos,
como los demás,
ridículos.

Los informes, si nada hay que informar,
tienen que ser
ridículos.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca hicieron algún chanchullo
sí que son
ridículas.

Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin ningún pudor
lemas de campaña
ridículos.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de aquellas manitas limpias
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).

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