FORUM y FIL

Ayer estuve en el Forum Universal de las Culturas. Y también en la Feria Internacional del Libro de Monterrey, que apenas se inagura el día de hoy. Dentro de esta tercera semana del FORUM se llevó a cabo la Conferencia Internacional sobre Tecnología Educativa, por lo que mi amigo Martín Valles, quien es coordinador de tecnología educativa en la región de Burgos, Cruillas, Méndez y San Fernando, invitó a la gente que trabaja con él a escuchar las ponencias del viernes. Yo, por supuesto, iba de colado.

Para que el viaje fuera menos incómodo, Martín pidió prestada la miniván de su hermano. Salieron de San Fernando a eso de las cuatro y cuando pasaron por mí al trabajo iban a dar las seis. A Monterrey llegamos unos minutos antes de las diez de la mañana. En la sala "Canadá" de Cintermex, a esa hora, estaba a punto de iniciar la conferencia de Phil Scott: "Dialogic teaching in science classrooms".

CIENCIA, TECNOLOGÍA Y EDUCACIÓN

En los cien minutos que siguieron, el británico se dedicó a resumir los aspectos del enfoque de enseñanza dialógica de las ciencias, algo que lo ha mantenido ocupado los últimos cinco años. El punto central, por si no lo saben, hace énfasis en el conocimiento, por parte del maestro, del lenguaje común con que los estudiantes se explican la realidad cotidiana, y la necesidad de que la comunicación didáctica establezca puentes entre ese lenguaje cotidiano y el lenguaje científico, es decir la creación, dentro del aula, de espacios dialógicos que alienten al estudiante a expresar sus ideas y puntos de vista. A fin de cuentas, dice más o menos el propio Scott, el diálogo es la habilidad fundamental de pensamiento sobre la cual se basan todas las otras habilidades de aprendizaje.

A lo largo del día hubo varias mesas con educadores mexicanos e internacionales. Alguien de la Universitat Oberta de Catalunya, cuya ponencia se refería a la investigación de las relaciones entre el grado de satisfacción de estudiantes y maestros y los resultados académicos, declaró que, al menos en lo que concierne a su universidad, para saber si los profesores consultores cumplen dicha función por razones vocacionales o meramente financieras, basta con preguntárselos. Esas palabras -y una nueva significación del término "abierto"- rondaron mi cabeza el resto de la tarde.

De Chiapas venía un maestro de educación básica que trabaja en una comunidad indígena la cual fue equipada con Enciclomedia en agosto pasado. Siendo él indígena también -hablante de tzetzal y totonaca, según nos comentó-, debe practicar la enseñanza bilingüe en una escuela de indígenas tzotziles (aquí, aclaro, tengo una pequeña confusión, pues el expositor escribía "tsotsil"), es decir que domina cuatro idiomas. La introducción de la Enciclomedia en nuestra escuela ha sido todo un acontecimiento, dijo, pues en esas comunidades no tenían noción de la computadora. Al final de la exposición alguien pidió al maestro que cantara una estrofa del Himno Nacional en idioma tzotzil, pero el maestro prefirió compartir la poesía que escribiera una alumna suya: algo acerca de la olla.

LIBROS A LA VISTA, LIBROS NO A LA VENTA

La Feria del Libro abre sus puertas hoy por la tarde. Ayer se estaban instalando los módulos de ventas. Que no estaba permitido el acceso a nadie excepto a los encargados, dijo el vigilante, a lo que Martín repuso que éramos tamaulipecos y estábamos de paso. Resultó entonces que el guardia era victorense y ahí, a menos de cuatrocientos kilómetros de su tierra, le entró la nostalgia. Déjenme hablar con mi jefe, propuso, y unos minutos después regresó:

-Pasen, para que hablen con mi jefe.

-Está bien, entren. Pero sólo verán el montaje, porque hoy no habrá ninguna venta -dijo el jefe de nuestro paisano. Luego centró su atención en una edecán de pantalón negro y tanga blanca.

Entramos y, en efecto, casi todos los estantes estaban vacíos y las cajas llenas. En la librería del FCE, sin embargo, ya casi terminaban. No es que yo fuera preparado para la ocasión, pero saqué una lista de autores más que de títulos antes de pasear por los estantes. Que no iban a vendernos nada, dijeron los encargados; luego me preguntaron qué obras estaba buscando.

Otra vez Martín puso en práctica su capacidad de convencimiento.

-Total -dijo asintiendo finalmente el encargado-, mañana a primera hora registramos esa venta. Pero tendrán que pagar la cantidad exacta o bien efectuar el pago con tarjeta, pues no tenemos cambio. Y ojalá que nos den suerte -agregó en un tono que vacilaba entre el regaño y la complicidad.

Así fue como la mía se convirtió en la primera compra de la FIL 2007.

Estábamos demasiado contentos al salir de Cintermex como para entender, en los primeros intentos, que la miniván no encendería. El dueño del coche no le había explicado a Martín ciertos detalles que debía tomar en cuenta al apagar el motor (algo acerca del aire acondicionado), de modo que la batería se descargó por completo mientras nosotros algo oíamos decir acerca de la tecnología y del diálogo.

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