México ya cambió

Nunca, a lo largo de todo este sexenio, había tenido interés alguno en conocer a los asesores del presidente de la república. Desde anoche, en cambio, estoy profundamente intrigado, me arde el alma por saber quiénes lo aconsejan.

Cuando comenzaron los desaciertos de Fox como presidente, es decir en la ceremonia de cambio de poderes, cuando él mismo rompió el protocolo "en un hecho sin precedentes en la historia republicana de nuestro país", y más tarde ante las necedades y bravuconadas constantes del ranchero, empecé a formarme la idea de que no bastarían las rercomendaciones de asesor alguno, Vicente jamás resistiría la tentación de abrir la bocota para soltar algún dislate.

Hoy, hoy, hoy, el recuento de sus frases y de sus acciones me ha llevado a una inexorable certeza: El señor debe tener a su alrededor un nutrido grupo de asesores o, en el peor de los casos, un eficiente mastermind. Es simple, a nadie se le pueden ocurrir tantas burradas sin la cooperación de otros. Desde hace algún tiempo sospecho que ese cerebro solidario sea el de un Chespirito metido a la tragicomedia del sexenio panista.

Si he de hablar sobre lo que sucedió anoche, agregaré sin pudor que estoy feliz. Pueden tacharme de intransigente, salvaje, berrinchudo e inmaduro. Llámenme irresponsable y enemigo de México si esto reconforta su nacionalismo mancillado. No le pidan cortesías a Hulk. Después de todo, eso de anoche será lo único que nos quede a los que hemos sido ofendidos, burlados y desacreditados desde hace exactamente dos meses.

Felicidades, Mr. President, ahí tiene usted otro pretexto para arrojar la piedra y esconder la mano, para descalificar a la izquierda, iniciar la agresión y después llamar al pueblo a defender la "investidura presidencial" que usted no ha respetado.

Felicidades, presidente constitucional, se ha convertido usted en el primer mandatario mexicano abucheado en el extranjero y por los extranjeros. No le extrañe ahora que le reclamen en el suelo nacional los ofendidos directos.

Felicidades, señor y señora Fox; felicitaciones, respetable pareja presidencial; ayer por fin se han enterado de que México cambió, no obstante que ésa fue su frase recurrente a lo largo de estos seis años.

Felicidades, Vicente, está usted a punto de colocarle la cereza al pastel de hipocresía, corrupción, ineficiencia y cinismo que ha venido horneando desde hace más de diez años. Ése sí que será su mayor orgullo.


Comentarios

Entradas populares