El de atrás se quedará



¿De veras se creen los funcionarios de educación
que las escuelas rurales mexicanas
son como las que ven en la tele?


En lo concerniente al fortalecimiento de la educación pública, un punto de la propuesta de campaña del actual presidente se refería al apoyo económico a estudiantes destacados en lugar de seguir destinando los recursos a las escuelas, instituciones que han ratificado su ineficiencia en todas las evaluaciones nacionales e internacionales. Algo se mencionaba también acerca de radicar recursos a las escuelas en proporción directa a su rendimiento académico (es decir, no dar a todos lo mismo ni más al que menos tiene, dar a cada cual lo que merece según el patrón) , pero de esto no hablaré por ahora.

Doña Josefina está insuflada de contento porque la dependencia a su cargo (la Secretaría de Educación Pública) será la responsable de administrar el novísimo Programa Nacional de Becas de Apoyo a la Educación Media Superior, que beneficiaría este año a 120 mil estudiantes destacados de bachillerato que no reciban apoyos económicos del Programa Oportunidades ni del Programa Nacional de Becas para la Retención de Estudiantes de EMS y que además estudien en instituciones públicas insertas en comunidades indígenas, rurales y urbano marginadas.

Desde luego no son esos los únicos requisitos, absténganse los veinteañeros y las familias campesinas que perciban mensualmente $ 1,139.00 por persona y los citadinos que ganen más de $ 1707.00. Quienes puedan demostrar lo contrario deberán, además, contestar una encuesta socioeconómica. Desde luego los recursos son limitados, así que el formulario es muy exhaustivo. Pero no se desanimen, ya una cláusula advierte que habrá cierta laxitud en la aplicación de las restricciones (es decir que podrán resultar beneficiados aun quienes perciban mayores ingresos que los aquí anotados).

Hay un pequeño detalle que se le olvidó a la secretaria mota (a Mota, la Secretaria). O tal vez no. Quizá andaba Vázquez Mota demasiado optimista para establecer como vía única para el registro de aspirantes el portal de la SEP. El proceso (para ella) es demasiado simple: enviar la dirección de correo del aspirante al servidor que radicará de inmediato la liga del formulario a través de un e-mail.

Alguien debería decirles a los funcionarios de educación que, si bien hay escuelas primarias a donde el gobierno de Fox llevó la enciclomedia y la Internet incluso cuando las aldeas en que se ubican no tienen agua ni electricidad; son, en cambio, demasiados los bachilleres campesinos que no encuentran el servicio de Internet sino a decenas de kilómetros.

Debería alguien recordarles que son muchas las instituciones de Educación Media Superior (telebachilleratos y centros de educación a distancia, sin ir más lejos) que no cuentan ni siquiera con una computadora, ya no digamos Internet o línea telefónica.

Alguien debería recordarles que son muchas las familias que, formando parte del grueso de la población especialmente pobre, aún no gozan de los beneficios del Programa Oportunidades. ¿O es que también hay un límite inferior de pobreza que no debería aspirar a recibir estas becas? Alguien debe hacerles ver que son muchos los maestros rurales -y no sólo los estudiantes- que nunca han administrado una cuenta de correo electrónico por razones socioeconómicas y culturales y, finalmente, alguien debe hacerles entender que fijar esa única vía de inscripción es, por decir lo menos, discriminatorio.

¿Para qué sirven los formatos estadísticos de inicio y fin de ciclo escolar que recibe la SEP cada año?, ¿o hay una deliberada intención de abrir la convocatoria a un perfil sociocultural y no sólo socioeconómico? ¿De veras tienen la intención de privilegiar a las comunidades indígenas y marginales?

Todo lo explica Doña Josefina con un único concepto: competitividad. Olvidemos a los que se queden atrás, apoyemos a los que bracean fuerte y a los que saltan largo. De ese tamaño es su compromiso con México. El país del presidentito. Un México, ya lo han dicho, ganador, un México de subdiecisiete (o subveinte), pero no de subdesarrollados.

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